Espacios de frontera y arqueología entre la antigüedad y la Alta Edad Media. El caso de Vasconia

Resumen

Hace 40 años la publicación del trabajo de A. Barbero y M. Vigil Sobre los orígenes sociales de la Reconquista supuso un cambio en las tendencias historiográficas del medievalismo hispano. Ya entonces, Barbero y Vigil recurrieron (adelantándose a su época) a materiales arqueológicos para argumentar sus interesantes propuestas históricas; pero aquellos eran extremadamente escasos dado que la arqueología no formaba parte de los discursos del medievalismo. Hoy en día, sin embargo, gracias a sus sugerentes propuestas, la arqueología peninsular ha avanzado considerablemente tanto desde el punto de vista técnico como metodológico y conceptual, y con los nuevos datos se han abierto nuevas perspectivas de investigación. Yacimientos romanos donde no los había prueban que también las tierras montañosas del norte (desde los Picos de Europa hasta el Pirineo) fueron integradas en las estructuras del Imperio y que de su desarticulación surgieron nuevas realidades de marcado carácter regional o local, entre las que no se reconocen fronteras militarizadas o limes, como propusieron Barbero y Vigil. No obstante, los registros arqueológicos si permiten hablar de espacios fronterizos en los que la autoridad de los grandes reinos que trataban de afirmarse en el arco atlántico al fin de la antigüedad no llegó a ser ejercida plenamente y en los que, consecuentemente, podían concurrir y sobreponerse distintas territorialidades con intereses diferentes que generaron relaciones de colaboración y conflicto. En este estudio trataremos de explicar la formación de uno de esos espacios de frontera: el del territorio que algunas fuentes de la época denominan Vasconia y que arqueológicamente se nos muestra a través de las necrópolis y no de los castillos, como cabría esperar hablando de fronteras.