Resumen
El trabajo analiza, en primer lugar, el potencial portuario del entorno de Gijón, concluyendo, a partir de los datos geográficos y documentales disponibles, que las características de la bahía gijonesa no se ajustan a los lugares elegidos como enclaves portuarios durante la Antigüedad; mientras que, por el contrario, la hoy colmatada ría de Aboño, situada a poniente del promontorio que cierra por el oeste dicha bahía, sí ofreció un marco natural apto para la recalada y el atraque. En segundo lugar, demuestra que es precisamente en la margen derecha de esta ría donde tuvo su emplazamiento originario una conocidísima inscripción dedicatoria a Augusto -tomada durante siglos como una de las arae sestianae-, careciendo de base documental y arqueológica tanto su hipotético traslado desde el cabo Torres, defendido secularmente por la bibliografía, como la más reciente hipótesis que la pone en relación con un faro desaparecido.