Prácticas funerarias de época visigoda y altomedieval (siglos VI al X): el ejemplo arqueológico del noreste peninsular (Cataluña)
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Palabras clave

arqueología
necrópolis
ajuares funerarios
depósitos humanos anómalos
exclusión social
iglesias prerrománicas
tumbas antropomorfas
Cataluña
época visigoda (siglos VI-VIII)
época carolingia (siglos IX-X)

Resumen

El desarrollo de la arqueología preventiva de los últimos veinte años en el noreste peninsular, ha generado un amplio conjunto de datos y nuevos registros, cuantitativa y cualitativamente importantes, que nos permiten estudiar las prácticas y costumbres funerarias entre el siglos VI y X, ampliando su conocimiento de forma exponencial. Se presenta una visión general para el ámbito de la actual Cataluña, constituyendo un modelo arqueológico de un área territorial bien definida.

Para la época visigoda (siglos VI-VIII) analizamos todas las necrópolis rurales conocidas (cincuenta y ocho casos), identificando dos modelos básicos: los cementerios de iglesias y/o monasterios, con puntuales ejemplos y escasa difusión en el territorio; y las necrópolis de aldeas, granjas y asentamientos campesinos, con mayor representación. En cuanto a las construcciones funerarias, evidenciamos cierta diversidad en los tipos de sepulturas, que contrasta con la presencia de ajuares, que resultan del todo escasos y puntuales. También se analiza una práctica funeraria anómala y excluyente, que es común en la mayoría de asentamientos. Se trata de los depósitos humanos en estructuras no funerarias (silos, pozos, recortes), fuera de las necrópolis y de las áreas de enterramiento. Generalmente, los individuos han sido arrojados sin ningún gesto ni trato funerario, a menudo junto a desechos domésticos y animales muertos. Constituyen un número considerable, y ha sido posible rastrearlos en una treintena de yacimientos. Este trato discriminatorio a determinados individuos, constituiría un indicio arqueológico de la presencia de esclavos y siervos en los asentamientos, sin ninguna consideración dentro del grupo poblacional, quedando al margen de la comunidad aldeana, en una evidente condición de exclusión social.

Para la época altomedieval carolingia (siglos IX-X) disponemos de más de medio centenar de necrópolis en la  Catalunya Vella, que constatan ciertas transfor maciones en las prácticas funerarias. El cambio más significativo es la aparición y presencia física de la iglesia en los asentamientos campesinos, y su definitiva implantación en el territorio de forma generalizada. La arqueología nos confirma una primera y densa red de iglesias y capillas funerarias, repartidas y distribuidas por los antiguos condados, con una incipiente función fiscal. Detectamos así, la proliferación de un nuevo modelo de cementerio, que llegará a imponerse y a convertirse en hegemónico: la necrópolis eclesial. Los ejemplos arqueológicos muestran unos pequeños edificios de piedra y mortero, que disponen de necrópolis de tumbas antropomorfas a su alrededor. Esta nueva construcción funeraria de fosa antropomorfa, constituirá el modelo de sepultura característico del período.

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